"Dorada ignorancia", artículo de José Luis Masegosa para La Voz de Almería

Tras la experiencia del último gran apagón de fluido eléctrico, cada vez que la luz artificial nos sumerge en las tinieblas, cuando el suministro de gas se avería y abandona los hogares, cuando internet deja de funcionar y, en definitiva, la tecnología que hoy disfrutamos nos deja huérfanos, en un giro irónico del destino la mente parece llevarme a la conclusión de que nuestros antepasados, esos seres que se pasaban los días haciendo fuego con piedras y tratando de descubrir si la leche se podía ordeñar de las vacas o de los árboles, eran verdaderos genios de la autosuficiencia. Mientras nosotros, con nuestros teléfonos inteligentes y electrodomésticos, luchamos por encontrar el equilibrio entre la vida laboral y la personal, ellos, armados con un hacha y un poco de ingenio, lograban todo sin una pizca de estrés. Qué placer despertar al amanecer, no porque el reloj despertador obligue, sino porque el gallo, ese inflexible despertador natural, decía que era hora. ¡Qué vida tan maravillosa!. Sin internet que distrajera, sin redes sociales que hicieran perder horas viendo lo que cenó el vecino. No olvidemos la fantástica tecnología de aquellos antepasados: el sol, la lluvia y el viento. Esa era su “energía renovable”. No necesitaban paneles solares ni turbinas eólicas. Mientras nosotros pasamos horas buscando la señal de Wi-Fi perfecta, nuestros ancestros disfrutaban de la compañía de sus vecinos. Las reuniones sociales eran un arte en sí mismas. Y qué decir de la salud. Con su dieta basada en raíces, hojas y un poco de carne de vez en cuando, no se preocupaban por las calorías ni las etiquetas de ingredientes. Así que cada vez que nos sintamos abrumados por la tecnología, deberíamos recordar a esos valientes antepasados que vivían con menos y, al parecer, disfrutaban más. Al final del día, ¿quién necesita Netflix cuando puedes ver a tus vecinos construir su casa con barro y paja?. La vida debía ser emocionante, llena de peligros y sacrificios. Debiéramos celebrar la era dorada de la ignorancia y la autosuficiencia primitiva, aparcar tanta tecnología y salir al campo a reconectar con la naturaleza, antes que buscar el mejor meme para compartir en nuestras redes sociales. PARA ACCEDER A ESTE CONTENIDO U OTROS SIMILARES SUSCRÍBASE A LA VOZ DE ALMERÍA, AQUÍ.