La publicación se basa en los trabajos arqueológicos sobre sistemas de riego y gestión del agua en el mundo islámico.
Entre los apuntes y datos aportados, el profesor especializado en historia medieval se ha servido de los trabajos realizados por el Memolab (Laboratorio de Arqueología Biocultural), entidad dependiente de la UGR y que él mismo dirige, desde donde recientemente se ha impulsado la rehabilitación de acequias históricas en pueblos y pedanías almerienses como Sorbas o Los Cerricos (Oria), entre otras.
El 95% de los canales, anteriores "a la conquista".
Más allá de los riesgos que siguen amenazando a este legado, de la aportación de Martín Civantos llaman la atención algunos de los datos plasmados. "Solo en estos dos territorios -en referencia a las provincias de Almería y Granada- hemos registrado más de 830 sistemas" de riego, gestionados por más "de 190.000 regantes", lo que representaría 24.000 kilómetros de canales de riego. Pero dejando a un lado las frías cifras, el aspecto que más sorprende de las centenarias acequias de Almería, protagonistas en estos números es que "la gran mayoría de estos sistemas, más del 95%, ya existían en época andalusí y pueden documentarse al menos desde después de la conquista castellana", explica.
La aportación del responsable del Memolab deja claro que no se trata de simples zanjas. Reconocidos por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2023, estos sistemas son auténticos "paisajes culturales" de un valor incalculable y ejemplos de "sostenibilidad y resiliencia".
Además, este legado andalusí no es solo relevante por lo que supone en cuanto a infraestructuras de riego. Por encima de todo es sinónimo también de organización y "unidad social": la comunidad de regantes que la ha gobernado históricamente, con sus derechos de agua, sus turnos y su gestión colectiva.
Es más, este tipo de patrimonio histórico contiene -o debería- mayor importancia aún en una provincia como la almeriense, con un extenso territorio árido en el que esta ingeniería alcanzó una gran sofisticación. El estudio menciona técnicas como las boqueras y ribazos, sistemas diseñados para captar y retener las aguas de las lluvias torrenciales, permitiendo infiltrar la humedad en el suelo para los cultivos. Un ejemplo claro de esta técnica se puede observar en Tabernas.
Un legado único y en riesgo.
De los trabajos y estudios realizados por José María Martín Civantos se extrae también el deterioro que ha sufrido este patrimonio hasta el punto de desaparecer en no pocos lugares mientras que, en otros, siguen presentes impasibles ante el paso del tiempo o, como las que menos, han sido objeto de una restauración.
De hecho, este sistema que ha funcionado durante más de mil años se enfrenta en estos tiempos a dos grandes amenazas: la despoblación rural y, paradójicamente, la "industrialización agraria".
La aportación del profesor de la UGR señala a las políticas de "tecnificación" y "modernización" impulsadas desde la pasada década de los 90 con la promesa de ahorrar agua sirvió para presionar a las comunidades de regantes para sustituir las acequias tradicionales por sistemas de riego a presión.
Según advierte Martín Civantos, el resultado es "lo que se conoce como la paradoja de Jevons". Se trata de una supuesta eficiencia de las tuberías que no solo no ha ahorrado agua, sino que ha provocado un "aumento verdaderamente insostenible del consumo". Al destruir las acequias, se eliminan los servicios ecosistémicos que estas prestaban: la recarga de acuíferos, la creación de biodiversidad y la laminación de avenidas.
Ante esta situación, el equipo de Memolab no se ha quedado de brazos cruzados sino que ha impulsado iniciativas como las restauraciones antes mencionadas en territorios almerienses -entre otras muchas en otros puntos de Andalucía- y que han llevado a cabo con la colaboración de los vecinos y de las propias comunidades de regantes.
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