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lunes, 31 de agosto de 2020

Avance nuevo disco "Punto Y seguido" Jota "n" M. Joe

Las generosas madres del “oro blanco”

Los quince bancos de leche de España recibieron el pasado año más de cien mil litros de leche, procedentes de las casi dos mil trescientas donantes, que se utilizaron para apoyar la alimentación de más de tres mil trescientos recién nacidos en setenta y dos hospitales españoles. Cuarenta o cincuenta años atrás, estos pequeños habrían tenido serias dificultades para su normal desarrollo de no ser por las amas de cría o nodrizas, precursoras de estos bancos de “oro blanco” de los que Andalucía cuenta con tres, que atienden las necesidades de toda la comunidad. 


Mucho antes de la creación del primer banco de leche materna (Baleares, 2001), la alimentación de los recién nacidos cuyas madres andaban escasa de tan exclusivo alimento guarda un largo historial que se instituye en el siglo XVII con la figura de la nodriza, imprescindible en las casas de la nobleza española. La casa real de Fernando VII reclamó la primera nodriza española para Isabel II de Borbón, Princesa de Asturias y Reina de España. Francisca Ramón González, natural de Peñacastillo, en Cantabria, fue su nombre. Con posterioridad, a partir de finales del siglo XIX comenzó una migración continúa de madres lactantes procedentes de Vascongadas, Asturias, Galicia y Cantabria, principalmente del Valle del Pas, hacia todo el país, pero sobre todo a Granada, donde eran contratadas por mujeres de familias pudientes a las que el escritor Julio Belza definió como “madres melindrosas o con impotencia a la hora de amamantar a sus críos”.

Aquellas nodrizas, cuyas predecesoras de la Corte les llevaban dos siglos de adelanto, debían ser jóvenes recién paridas sin haber cumplido los veintisiete años, robustas y bien dotadas por la naturaleza. Partían de su patria chica, casi siempre en carretas de vecinos dedicados a la venta ambulante de productos de su tierra, quienes recorrían los territorios patrios. Emprendían su viaje “laboral” tras haber parido y lactado a su hijo natural durante un mes, y como el trayecto duraba bastante tiempo llevaban consigo un cachorrillo de perro al que amamantaban durante el viaje para que no se les cortara la leche.

Aquellas mujeres decididas y sacrificadas, que consiguieron sacar a sus familias adelante con su “gota a gota”, cogían mucho cariño al cachorro de turno, que quedaba al cuidado de los vecinos que las habían ayudado en el viaje. Dada su procedencia cántabra se les llamaba por su gentilicio –pasiegas-, cuyo término dio nombre a la plaza que acoge la fachada de la catedral granadina.

Aquellas pasiegas, que cuentan con el Museo de Amas de Cría de Seslaya, tan solo se asemejan a las numerosas madres de leche que después han sido en nuestra geografía por la alimentación que han prestado. Qué ciudad, aldea o municipio no ha contado en las últimas décadas con una relevante nómina de amas de cría. Son muchas las madres de leche de mi pueblo que aún habitan en su postiza descendencia e, incluso, las que aún recuerdan tan generosa acción. Es el caso de Dolores Sánchez Torregrosa, “Lola la de Cipriano”, quien a sus noventa y seis años rememora cómo muchos de sus hijos de leche son también de la Benemérita porque amamantó a muchos niños del cuartel de la Guardia Civil, colindante con su casa, o a una de mis hermanas, coetáneos de su vástago Antonio: “¡Con qué alegría les daba de mamar a todos los críos!. Los llevaban a mi casa y me decían “Lola, haz el favor de darles una gotica que es lástima”. Es que tenía mucha leche y daba pena que se perdiera, pero ni cobraba nada, ni necesitaba las gracias, yo lo hacía con todo el gusto del mundo”.

Algunas otras madres del “oro blanco” que contribuyeron a la supervivencia de mis vecinos fueron “Rosa la Chipilina”, quien amamantó al desaparecido y polifacético Francisco Torres, “Mecayí”, Magdalena Encinas, Lucía Sánchez, Isabel Gómez “La Chulla”, que dio de mamar a mi amigo Juan Reche o Josefa Ramírez, mi extinta madre de leche. Todas hicieron tan altruista donación que siempre será impagable.

Otras amas han vivido en el anonimato, no fueron contratadas por la nobleza y no tienen una plaza con su nombre ni un museo que las honre, aunque merezcan un eterno reconocimiento y un inequívoco gesto de agradecimiento vital, pero cuentan con el recuerdo entrañable y el cariño de quienes nos sabemos hijos de nuestras particulares pasiegas, las otras generosas madres del “oro blanco” que nos alimentó.

jueves, 27 de agosto de 2020

3° reparto de material de Diputación

Tercer reparto de mascarillas y material higiénico sanitario de Diputación de Almería que sigue llegando a los municipios de menos de 20.000 habitantes. 

lunes, 24 de agosto de 2020

"De unos baños a otros"

Todo está demudado en este más que anómalo verano. El inicio de la cuasi última semana agosteña deja un regusto agrio y extraño que nos recuerda la excepcionalidad como hábitat, y sin ser devoto a ciegas de la añoranza creo valorar lo bueno del presente sin perder la conciencia clara de cuanto se ha perdido, capítulo aparte de las vidas esfumadas. El señor de la estación estival, el baño, también padece las consecuencias derivadas de este tiempo que ha esclavizado la vida y la libertad. Nada tienen que ver las alegres y divertidas temporadas de baño del pasado siglo cuando las casetas de La Concha donostiarra o de El Sardinero santanderino acogían a la aristocracia de la Villa madrileña que, a imitación del monarca de turno, no dudaban en disfrutar de los beneficiosos baños del Cantábrico y las prolongadas veladas de fiesta que acompañaban las noches de verano.

De aquellos veraneos había que dejar constancia porque si no parecía que no habían existido. De ahí la prolija documentación postal que generaban los días de baños de sol y agua, en la que se contaba de todo un poco. Una de las familias de la Corte que no perdía el verano de San Sebastián era la del doctor Ricardo Gutiérrez Roig, natural de Berja y criado en Oria, médico de la Casa Real del Infante don Antonio de Orleans, cuyos sobrinos, Isabelita y Miguel, daban buena cuenta de su estancia veraniega, en 1915, a su amiga María Joaquina Martinez,- hija de don Antonio Martínez, farmacéutico del pueblo-  mediante una postal: “Querida María Joaquina, suponemos te gustará esta postal. Es una de las más bonitas que hay. Esto es muy bonito y tiene sitios preciosos. Como ves, éste es el Gran Casino que es precioso. Da un  abrazo a la mamá y tú sabes te quieren muy de veras tus buenos amigos. Isabelita y Miguel”. Pero las vacaciones del personal del entorno palaciego no sólo se limitaban a las antiguas  Vascongadas. La costa francesa también fue destino estival, según otra postal de Bayyonne, fechada en agosto de 1922: “Queridísima María Joaquina: Nos encontramos en Bayyone, donde todo es precioso y muy bonito.Las costumbres son un poco exageradas, pues las modas llegan hasta el extremo de que las que visten bien van completamente sin mangas. ¿Qué te parece?. Las mujeres son aquí verdaderos figurines, pues van admirablemente ataviadas. Muchos besos de los nenes. Afectos cariñosos a Rafael, de Miguel y míos. Y tú sabes, te quieren tus buenos amigos Isabelita y Miguel”.

Llavaneras, en Barcelona, entre otros lugares,  también fue parada y fonda para Isabel Gutiérrez Roig, hermana del facultativo real: “Mis queridas amigas, doña Isabel y María Joaquina –madre e hija-, recibida su carta mucho nos alegramos no haya sido cosa de cuidado la enfermedad de María Joaquina. Comprendo su angustia...estando continuamente a la orilla del mar, Isabelita va mejorando y Tere está mejor de su cabeza, y la nena está tostadita del sol y ya come, por lo que está muy contenta pues con los baños de sol que toma parece que se arregla…estamos a la orilla del mar, del que solo nos separa la vía del tren, a tres cuartos de hora de Barcelona, así que es una preciosidad. Por la estación pasan noventa trenes diarios y estamos muy distraídos…Reciban un fuerte abrazo de todos y saben os quiere siempre tu amiga que verlas desea. Isabel Gutiérrez”. Lugo y otros muchos sitios fueron plazas bañistas de aquella privilegiada sociedad de aquel tiempo.

En nuestras coordenadas provincianas el estío también contaba con sus peculiares desplazamientos y estancias junto al mar, sobre todo los de quienes la vida les había  ubicado tierra adentro. Mudanzas y traslados aliñados con el protocolario ritual que cada época imponía,  que representaba todo un acontecimiento  del calendario para quienes podían permitirse semejante asueto. Tal era el caso de algunos afortunados del Norte almeriense, quienes tenían  en la próxima costa murciana, concretamente en Calabardina, su particular destino estival del que disfrutaban durante dos y hasta tres meses. Y salvo impedimentos mayores, nunca se perdonaban aquellos sanadores baños, incluidos los de balneario, que el transcurso del tiempo ha ido adaptando a cada era. Sin embargo, este tiempo nuestro ha mermado la afluencia en las playas, ha cerrado las piscinas públicas y nos ha hecho niños de pueblo, como cuando jugábamos con los animales cercanos, nos embelesaban los vuelos de los pájaros, atendíamos sus cantos y  sabíamos de sus costumbres. Como cuando hemos vuelto a zambullirnos en balsas y albercas que en cada lugar dejaron impresos sus nombres propios; en mi caso “El Tío Perucho”, “La Rodá” “Benidorm”, “Rulador”, “Janá”, “La Tejera”, etc. Baños de agua dulce, entre anfibios ciegos y ranas saltarinas, que no sólo han sanado nuestra piel, sino que nos han hecho felices niños de pueblo.

Radar COVID

La app Radar Covid se activará en Málaga y Almería desde el lunes 24 de agosto. Ya está disponible tanto en Google Play como en la App Store bajo el nombre Radar COVID. Desde hoy esta app esta operativa para Malaga y Almeria las dos provincias andaluzas que concentran mas del 80 por ciento de todos los casos activos en Andalucía, funciona a través de Bluetooth. 

martes, 11 de agosto de 2020

Concierto de acordeón por Luis Javier

Mañana en la Rambla de Oria a las 22:00 horas, concierto de acordeón por Luis Javier.

Para cumplir todas las normas seguridad correctamente, será un concierto para escuchar, donde se ofrecerá un repertorio de boleros y baladas, pero para disfrutarlo sentado hasta completar aforo, sin el formato a que estamos acostumbrados, que es música para bailar.

lunes, 10 de agosto de 2020

Mercados de domingo

El día de ayer no fue como todos os domingos de hace casi cinco meses. Mucho menos como los domingos de antaño. Este domingo agosteño poco tiene que ver con los domingos que entraron en letargo cuando los gobernantes decidieron adormecerlos, mediado el mes de marzo.

Domingo y mercado es una dualidad que puede parecer contradictoria dado el carácter festivo del último día de la semana, sin embargo es un binomio que por infrecuente no deja de estar presente en la tradicional página de ferias y mercados de “El Firmamento”, más conocido como Calendario Zaragozano, en la realidad de la geografía de las Españas. 

Domingo y mercado despiertan las almas del tiempo. Calendas de la memoria que abren los postigos entrañables de cuando la mercadería hablaba de una variopinta oferta de todo tipo de productos y enseres. Mercado, antesala de las plazas de abastos y semilla de los populares mercadillos de barrio, donde, como en el reconocimiento que hizo a “El Rastro” el recién desaparecido Patxi Andion, : “…le vendemos barato/con el precio en inglés/Somos todo lo honrados/Que usted quiera creer…Se revenden conciencias/Y compramos la piel/Le cambiamos la cara/Le compramos a usted/Y si quiere dinero/Se lo damos también/Usted lo da primero/Y nosotros después…”.

A muchos mercaderes apenas se les compraba nada, pero se les vendía de todo en aquellos mercados bullangueros con familiares cantos babilónicos que vomitaban las voces de fruteros, carniceros, quincalleros, ceramistas, bodegueros, estañadores, afiladores, turroneros, esparteros, herreros, guarnicioneros y un sinfín de comerciantes que se buscaban la vida en las plazas de nuestros pueblos de siempre.

Domingo y mercado, seña identitaria del cercano territorio patrio: Lubrín, Fines, Oria…pueblos almerienses unidos en la ancestral tradición que los cambios de hábitos de consumo, las grandes cadenas y los nuevos modelos del comercio han mermado paulatinamente, aunque, por fortuna, aún subsisten los mercados de domingo con una pátina de olores y sabores.

Domingo y mercado de argollas embutidas en fachadas de colmados y tabernas, asideros de caballerías, que, saturados, desplazaban los ramales de los équidos a enrejados y ventanas, donde mulos, burras, yeguas y caballos aguardaban con dócil resignación la llegada del jinete para cumplir con fidelidad inquebrantable su misión de transporte, si bien –como buenos animales- regaban antes el pavimento terrícola con sus abundantes orines y sus llamativas cajoneras y boñigas.

Domingo y mercado, santo y seña durante muchos años de santificación de la fiesta dominical, ocasión inexcusable de aquellas curtidas gentes del campo, campesinos de aguaderas sobre albardas que acudían al mercado del pueblo a llenarlas de provisiones para el sustento semanal.

Zocos de la memoria en días feriados. Mercar o maquilar era obligación, pero también devoción que la clientela rural –por supuesto, masculina- prolongaba en las acogedoras tascas y boliches de cada municipio. En mi pueblo siempre habían sido bautizados con el nombre o sobrenombre de los propietarios o regentes, y cada establecimiento –abiertos a todos, pero con derecho de admisión- acogía a su peculiar ramillete de parroquianos.

De imborrables recuerdos el local de Pedro Joaquín, laboratorio del primer grifo de cerveza que llegó a la localidad, los licores de Juan Pedro del Águila, “La Polaca”, el bar “Tropezón”, de Marcos Galera Arán, el colmado de “El Niño Vicente”, el Café y Bar de María Sánchez Sánchez, “María la Castellona”, la tienda-bar de Miguel “El Cerero”, los casinos de “El Ceferín” y de Luis de Haro –el último que cerró-, la solera de la cantina de Antonio Rodríguez, “El Casiano”, la exquisitez culinaria de Miguel Reche ,“El Bestuga”, –más bien de Candelaria García, su mujer-, el polifacético y divertido Antonio “El Pérez”, recientemente fallecido, o los exclusivos ambientes de Pedro Sánchez en “La Parra”, Francisco Rodríguez y “Ramón El Abuelo”, entre una extensa nómina de bares y cafés. 

Durante los domingos, todos fueron posada y fonda de una ávida clientela que durante mucho tiempo pobló y animó un mercado que, pese a sobrevivir, hoy languidece tras la mirada del tiempo.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Régimen sancionador para combatir contagios


Cine de Verano

Ya está disponible la "Revista Velezana"


La Junta endurece las medidas de control para evitar los contagios de coronavirus en la comunidad

Las cachimbas en los bares y locales de ocio nocturno están prohibidas en Andalucía. Así lo dicta una normativa publicada por el Gobierno andaluz en el Boletín oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) del pasado 29 de julio por el que se endurecían las medidas de control para frenar la expansión del coronavirus en la comunidad.

Las cachimbas, pipas de agua, narguile o shishas eran hasta ahora permitidas siempre y cuando los consumidores no las compartieran. Un grupo podía pedir una y fumar, pero debían tener boquillas individuales. Ahora tampoco se permite eso. «No se permite el uso de dispositivos de inhalación de tabaco, pipas de agua, cachimbas o asimilados», señala el BOJA, «en los locales de entretenimiento, ocio, hostelería y restauración, discotecas y en cualquier otro tipo de establecimiento abierto al público».

Esta medidas, que el Gobierno de Juanma Moreno adoptó la pasada semana, están previstas que se complementen con más normas, para endurecer los controles cuando en Andalucía se han superado de largo los 50 focos activos de coronavirus desde la semana pasada se detectan cerca de 200 nuevos casos diarios de Covid-19.

Además, el BOJA extraordinario en el que se recoge la prohibición de las cachimbas, limita el número de personas que se pueden reunir en un bar o restaurante a, como mucho, 12. Eso se aplica también en las terrazas al aire libre.

El BOJA también establece nuevas medidas para las discotecas y bares de copas. En las mismas hay que tomar la temperatura de los clientes al entrar y garantizar que haya gel hidroalcohólico para la desinfección de manos. A eso se suma que debe haber un registro de personas que entran para poder localizarlos en caso de contagios en el local.

Además, en el caso de las discotecas y locales de copas, los clientes no podrán llegar solos a sus mesas. Algún empleado debe acompañarles y explicarles las medidas de prevención adoptadas. E, incluso, señala el texto del Boletín de la Junta, se puede hacer firmar a los clientes un documento en el que se reconozca que se les han explicado las normas «para crear conciencia».

Las barras de estos locales, indica también el BOJA, no podrán usarse para consumir y, además, el autoservicio está prohibido. Y, por último, indica el Ejecutivo de Juanma Moreno en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, los botellones están prohibidos en la comunidad. De hecho, se prohibe cualquier reunión de más de 15 personas no regulada en la calle si no se está en un bar.

martes, 4 de agosto de 2020

Recursos de la educación ambiental

¿Cómo se logra que un niño se sienta unido a su paisaje, al territorio y a su naturaleza? ¿Es posible que ese afecto perdure, se convierta en amor, y así paliar el auge de la despoblación en la España vaciada? Un grupo de expertos del altiplano estepario en Almería y Granada y el noroeste de Murcia han estado buscando las respuestas y creen haberlas encontrado. “La clave es maravillar y hablar a los niños desde el alma, a través del asombro, las emociones y la magia. Les contamos los superpoderes curativos de las plantas aromáticas y les hablamos sobre sus abuelos y las semillas ancestrales. Si creas un amor por los manantiales, les importará comprobar que se secan y que ellos pierden identidad”, resume la ambientóloga Belén Sánchez sobre la iniciativa, llamada Educar en paisaje, consistente en talleres para escolares en y sobre la naturaleza.

Es un paso más en la educación ambiental, con la vista puesta en 2040, cuando los alumnos de hoy empiecen a decidir su futuro vital. La población se desangra en este rincón del sudeste y ya solo quedan cuatro habitantes por kilómetro cuadrado en la comarca de los Vélez (Almería), una densidad menor que la de Laponia. Los colegios cierran de manera progresiva y el clima semiárido empuja a las familias jóvenes sin arraigo hacia las ciudades y la costa. Si Gor (Granada) tenía 6.016 habitantes en 1950, hoy solo quedan 733 (-88%); Moratalla (Murcia) de 14.117 vecinos se ha quedado con la mitad, 7.839, y Cóbdar (Almería) ha pasado de 949 habitantes a mediados del siglo XX, a solo 143 hoy (-85%), según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De la mano de los más ancianos del altiplano y sus historias, el grupo formado por psicólogos, ambientólogos, maestros, historiadores e ingenieros buscaron inspiración durante un año para pergeñar un proyecto de visión holística que ya han puesto en marcha con éxito para alumnos de infantil y primaria de 32 escuelas el curso pasado, hasta la irrupción del coronavirus. “El reto es educar su mirada, llegar a su interioridad. Y es más sencillo desde experiencias reales y palpables de sus abuelos. Cuando le preguntas a un niño en una plaza por el edificio más bonito, siempre se va al edificio nuevo”, ejemplifica Loly Masegosa, codirectora del proyecto, obra de la Fundación Paisaje.

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