domingo, 1 de marzo de 2020

«No pierdo la esperanza; creo que mi padre sigue vivo en alguna parte»

En dos meses nadie ha ofrecido una sola pista sobre el paradero de Francisco Martínez, de 68 años y enfermo de párkinson. Desapareció la víspera de Nochevieja en Vélez-Rubio (Almería), hasta donde viajó en su todoterreno para cazar perdices. Su rastro se perdió esa noche cuando realizó una inquietante llamada a la familia comunicando que estaba perdido por la sierra y que sería difícil localizarlo. A continuación el móvil dejó de estar operativo y desde entonces nada más se ha sabido. «Estamos desesperados, ya no sabemos dónde buscar y la Guardia Civil está igual que nosotros», dice a LA VERDAD uno de sus hijos, Juan Francisco, que reconoce que jamás imaginó que iba a pasar tanto tiempo sin dar con él. «Estaba convencido de que aparecería enseguida. No sé ya qué pensar, es todo muy raro».

Pese al tiempo transcurrido, la familia alberga la esperanza de encontrarlo con vida. «Creo que mi padre sigue vivo en alguna parte, si estuviera muerto seguro que lo habríamos encontrado ya o al menos su coche» confirma Juan Francisco, que también descarta que su padre haya desaparecido por voluntad propia.

El dispositivo de búsqueda dirigido por el destacamento de la Guardia Civil de Huércal-Overa, en la provincia de Almería, se puso en marcha al día siguiente de la desaparición y durante las primeras semanas realizó cada día una ruta diferente junto a bomberos forestales del Plan Infoca de Andalucía y efectivos de Protección Civil de Lorca, que también trabajaron con un dron. Una decena de vehículos todoterreno formó parte del operativo.

«Es frustrante no haber conseguido el objetivo», se lamenta Antonio Varón, miembro de Protección Civil.

El rastreo se extendió de forma circular desde el lugar donde se perdió la señal del móvil de Francisco en la sierra de Oria para explorar amplias zonas forestales de Vélez-Rubio, Chirivel y Taberno. Su objetivo era encontrar el coche para descartar la hipótesis de que hubiera sufrido un accidente. Además, tenía problemas de movilidad y la distancia que podría haber realizado caminando era muy limitada. Conforme pasaban los días, las esperanzas de encontrar al cazador sexagenario en buen estado iban mermando ya que necesita medicación y la zona es muy fría.

El operativo sigue abierto.
El operativo de búsqueda continúa abierto dos meses después pero con menos intensidad que en las primeras semanas «al haber pasado un tiempo prudencial» desde la desaparición, indicaron fuentes de la Comandancia del Instituto Armado en Almería. Las órdenes de servicio diarias de las patrullas incluyen el rastreo de la zona forestal. Se siguen estableciendo rutas y van ampliando el círculo de acción.

Al haberse producido la desaparición a bordo de un vehículo están también implicados en el dispositivo los destacamentos de la Guardia Civil de comunidades autónomas limítrofes como Murcia y Alicante y también de la provincia de Granada. La investigación del caso no se cerrará mientras no consigan encontrar al cazador, según las mismas fuentes.

Quienes sí se retiraron del dispositivo tras casi cuatro semanas de búsqueda infructuosa fueron los efectivos lorquinos de Protección Civil. Se reincorporarán cuando la Guardia Civil obtenga nuevos indicios sobre el paradero del cazador que permitan reorientar las tareas de búsqueda.

«Tenemos la conciencia tranquila de no haber dejado ni un solo camino sin rastrear, también peinamos zonas más complicadas con los todoterreno», destaca uno de los miembros del dispositivo, Antonio Varón. «Nos entregamos al cien por cien pero es frustrante no haber conseguido el objetivo», reconoce.

«Algunos días parecía que había indicios de que íbamos por el buen camino pero quedaban en nada». Varón asegura que siempre pensó que Francisco aparecería, «por sus características físicas y porque no solía alejarse tanto» de su casa.

El hijo sigue con su rutina diaria, atendiendo la panadería familiar de la pedanía de Purias pero los domingos se dedica a recorrer los pueblos de Almería, por donde cree que podría haber pasado su padre, para colocar carteles de 'Se busca' con una foto de Francisco y otra del todoterreno que conducía el día que desapareció, un Mitsubishi Montero gris oscuro.

«Pregunto a la gente. Todo el mundo intenta ayudar pero nadie lo ha visto». En ocasiones le acompañan familiares en su recorrido y se dirigen también a gasolineras y hospitales para distribuir los carteles. «No podemos quedarnos de brazos cruzados», dice con pesar Juan Francisco. La familia intenta evitar que se olvide que su padre ha desaparecido sin dejar rastro.

Noticia compartida desde La Verdad de Murcia.

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