José Juan Zaragoza, Jota, un joven músico pulpileño y orialeño de adopción, ha publicado su primer trabajo discográfico en solitario bajo el título En la Villa, un homenaje a Oria, la ciudad que le ha acogido. Un disco que alberga una curiosa y hermosa historia real que cuenta cómo gracias a su desaparecida abuela, abrazó la vocación musical. Evoca que aprendió de los grandes y, sobre todo, de una gran mujer.
La historia se titula “El saxofón con nombre de mujer”: ”Érase una vez, comienza el relato, un saxofón que no tenía nombre. Un buen día acudió a la Casa de la Música, en una hermosa ciudad bañada por el mar Mediterráneo, una emprendedora y hábil peluquera, María, conocida por todos sus vecinos como Maruchi”. La mujer, joven y amante de la música, preguntó al saxofón que si quería ser su compañero. El saxofón asintió y su nueva compañera se marchó ilusionada con el metálico instrumento bajo el brazo. Con él se integró en la banda de música de su pueblo y a medida que el tiempo pasaba la saxofonista sentía mayor cariño por su saxo que tan buenos ratos le deparaba. Pero aquel idilio musical pronto, demasiado pronto, acabaría. El saxofón no sonaba ya tan afinado porque auguraba un mal presagio y lloraba notas de tristeza. Maruchi cayó enferma sin posibilidad de curación. Conocedora de su mal y de la proximidad del final de su vida, acompañó a su nieto, que apenas contaba siete años, al desván de su casa, extrajo de su maleta el saxofón que guardaba sobre un vetusto armario, lo desmontó, explicó el funcionamiento e interpretó algunas melodías sueltas. Maruchi dijo a su nieto que quería que cuando fuese mayor aquel instrumento fuera para él”. La mujer murió poco tiempo después, con tan solo 42 años, y su fiel compañero enmudeció encerrado en su vieja maleta. Media docena de años después, superada la infancia, el nieto, ya casi adolescente, acudió un día a casa de la abuela. De la mano de su primo subió al desván y encontró la añeja maleta arropada de polvo sobre el voluminoso armario. Azaroso, el pequeño abrió el estuche, contempló el saxofón y reprodujo mentalmente las sueltas notas que su generosa abuela interpretara, tiempo atrás. La mujer sembró con ella una profunda vocación musical y despertó en su nieto el amor por la música: ”Jota”, el nieto de Maruchi, la de La Fuente de Pulpí, ha reparado en la motivación de su saxo y ha publicado su disco en la Villa de Oria”, un paseo por las bambalinas del corazón con aíres mediterráneos, un reencuentro entre nieto y abuela, la verdadera madre de este trabajo discográfico con el que se le rinde un merecido tributo. Y es que, como el saxofón de la Villa, todas las cosas cobran vida si sabemos conservarlas y valorarlas”, asegura el periodista y escritor José Luis Masegosa Requena.
José Juan Zaragoza Cervantes Jota (Pulpí, 1989) es técnico de sonido, especialización en grabación de estudio. “Todo empezó por mi abuela que me regaló un saxofón cuando tenía seis años. Mi padrastro, Mariano, antiguo músico en el grupo almeriense Paréntesis, contribuyó muchísimo por el ambiente musical que se respiraba en la casa cuartel de la guardia civil de Oria”, la ciudad del general Masegosa. “Tras experiencia en los talleres musicales dirigidos por Rosabel de Oria, me incorporé a la agrupación musical, dirigida por Joaquín Fernández, hasta que formamos el grupo Endiagonal con el que editamos el disco Deja que te cuente, grabado en los estudios Curva Polar de Granada”. Saben de economía para poder salir adelante y que la música que se hace desde el corazón o las plazas de los pueblos constituye un patrimonio impagable.
Jota sigue componiendo y ahora recoge los frutos de En la Villa, presentado en una docena de localidades como Vélez Rubio y Albox. “En la presentación del disco en Oria llegué a emocionarme por la presencia de la gran acogida de público, en un acto presentado por nuestro común amigo el periodista José Luis Masegosa”. Para el verano, piensa en la composición de nuevos temas que formarán parte de un nuevo disco que además en el repertorio de actuaciones estivales. “Cuento con la colaboración especial de Luis Miguel Martos, batería, el bajista Onofre Rodríguez que es un músico muy completo, y en logística Jorge Antonio Martínez Simón”. La creatividad les hace confiar soñar con un trabajo duradero y a disposición de la demanda cultural.
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