lunes, 14 de octubre de 2019

«Nos han hecho mucho daño con la muerte del menor en Oria y nos preguntamos, ¿cómo se nos repara?»

Fue uno de los primeros en llegar a Tierras de Oria, el centro de menores de Almería que abrió en 2002. Desde entonces, ha pasado por mucho. Hace cerca de diez años que comenzó a asumir más responsabilidades pasando a ser responsable de uno de los módulos de los menores a ocupar, en la actualidad, el puesto de responsable de la Unidad de Salud Mental del centro. Tierras de Oria tiene más de 120 internos y puede acoger a un máximo de 130 menores infractores. Diego Torres fue uno de los educadores que tuvieron que intervenir para contener al joven de 18 años de origen marroquí que, finalmente y por desgracia, murió por asfixia después de que se le aplicara el protocolo de contención. Ese día, el 1 de julio, todo el mundo lo sigue teniendo en su cabeza.

- Lleva 17 años en Tierras de Oria, ¿cómo han evolucionado los menores y cómo han cambiado los motivos por los que son internados en este centro?

- Ha cambiado todo mucho. Muchos de estos jóvenes, con la anterior Ley del Menor, estaban en módulos de menores en cárceles y, posteriormente, hubo que reubicarles. Hubo, en muchos casos, muchos problemas de adaptación y de relación con el resto de compañeros. Hay que tener en cuenta que se trataba de chavales de 17 o 18 años que llevaban años en la cárcel, con otras personas mayores, y ahora tenían que convivir con chavales de 14 o 15 años. Durante dos o tres años hubo bastantes problemas, en este sentido. Afortunadamente, con posterioridad, todo se ha ido suavizando. En cuanto al régimen disciplinario, también se han producido muchos cambios, y a mejor. Tenemos la fase de observación, de desarrollo y la finalista y, actualmente, la mayor parte de la gente está en esta última. Existe un sistema de créditos y el régimen no es tan tajante como hace años. En cuanto a los perfiles de los menores, ahora es más delicado. Hay chavales con problemas de salud mental muy severos, con adicciones y, sobre todo, maltratadores en el ámbito familiar: a sus padres y madres. Hay casos en los que se mezclan varias de estas circunstancias y la situación se complica. Hay gente bastante agresiva que, cuando la situación es extrema, no queda más remedio que pararles con medios de contención.

- ¿Cuándo se llega a eso?

- Es lo último. Hay que agotar todas las vías posibles. En primer lugar, tratamos de convencerles y, si no funciona, tenemos que avisar al coordinador y al responsable de área de la situación. Se vuelve a intentar convencer al menor y, en última instancia, son los responsables quienes deciden qué hay que hacer, cuando se aplican los medios de contención.

- ¿Hablamos de minutos de espera, de horas?

- De horas. Nosotros, como educadores sociales, realizamos una intervención educativa. Por explicarlo: en un módulo hay entre diez y doce menores. En cada módulo hay un educador social como responsable. Un día normal, llegamos al módulo e iniciamos la rutina. Imaginemos, como ha pasado, que hay un joven que no se quiere levantar. Le preguntamos, le convencemos, le hablamos.... pero sigue sin querer levantarse de la cama y empieza a insultarnos y a ponerse algo agresivo. Tratamos de sacarle del módulo para que, el resto, pueda continuar la rutina que pasa por desayunar, por ir al patio y comenzar el resto de actividades formativas, terapéuticas, etcétera. Si el educador no ha logrado convencer al menor que se ha levantado desobediente, llama al responsable de área y al coordinador que tratan, igualmente, de convencerle. Si continúa la hostilidad, entonces ya interviene el psicólogo. Si entre todos no logran nada y el menor va aumentando en agresividad con insultos, agresiones al personal y se autolesiona, hay que contenerle. Si al reducirle, reacciona y para, se le suelta y continúa con normalidad la rutina. De lo contrario, si aumenta en agresividad, según el protocolo, hay que aplicarles medidas de sujeción mecánica.

- ¿Fue ese el caso del menor que falleció el 1 de julio?

- Justo fue lo que pasó. El joven tuvo una reacción extrema y tuvimos que intervenir muchos durante mucho tiempo para contenerle. Yo estaba esa mañana con él. Fui a verle dos veces porque no quería tomarse la medicación que le correspondía y porque me dijeron que había comenzado a autolesionarse, además de haber empujado al personal del centro; entre ellos, el de seguridad. Hubo que practicarle la sujeción mecánica, pero no paraba de agitarse hasta que le dio un paro. Se trata de situaciones extremas, pero todo lo que hicimos lo contempla la ley y la normativa y tenemos que aplicarlo, porque es el protocolo. Todo lo han grabado las cámaras del centro. Nosotros no hacemos nada que no esté regulado. Por desgracia, ocurrió lo peor, pero el personal, aquí, no ha sido la causa de la muerte. Además, así lo dice la autopsia.

- ¿Cómo fue su reacción cuando vieron que el menor había tenido una parada?

- Intentamos reanimarle y movilizamos a todo el equipo médico. Lo pasamos fatal y aún arrastramos el trance, pero no podemos venirnos abajo porque hay más de 120 menores que dependen de nosotros.

- ¿Es la primera vez que esto sucede?

- Sí. Hace años falleció un menor pero mientras estaba de permiso de fin de semana. Se trata de una persona que era adicta a la cocaína y murió por consumo, de sobredosis durante ese permiso familiar.

- ¿Cómo creen que ha reaccionado la sociedad?

- Los medios de comunicación nos han hecho mucho daño. Hay algunos, en concreto, que se han aventurado a hacer unas apreciaciones que no están contrastadas y que se ha demostrado que son falsas. El centro está abierto a la sociedad, es transparente y no esconde nada. Nosotros no hemos querido decir nada hasta conocer el resultado de la autopsia que descarta que la muerte se hubiera causado por una actuación del equipo del centro pero, ¿cómo se repara el daño que nos han causado?, ¿cómo demostramos que es mentira?

- ¿Tiene alguna duda en cómo actuaron?

- Ninguna. Hicimos según el protocolo. Se han dicho barbaridades en los medios. Dicen que éramos muchos con el chico. Estábamos cinco personas y el coordinador. Cuantos más estemos, mejor porque, así, cada uno se ocupa de una extremidad y otro sujetando y un coordinador dirigiendo. Las imágenes las tiene la jueza y se ve todo el recorrido que hizo el chaval desde el módulo hasta la habitación. La autopsia ha determinado que le dio un paro cardíaco y no fue por exceso en la fuerza. Allí han estado a estudiar lo que hacemos. Todo es mejorable, por supuesto. La plantilla estamos mal. Primero, por la muerte del chaval y, ahora, por la losa que nos ha quedado encima.

-Las familias, ¿van con frecuencia?

- Sí. Tienen sus días de visita y, además, trabajamos mucho con las familias a nivel de terapia.

- Entiendo que serán de distintos perfiles....

- Hay familias de todo tipo. Cuando abrió el centro, la mayor parte de personas procedían de familias desestructuradas, pero ahora hay de todo tipo. Hay hijos de abogados, jueces, senadores, médicos, policías, guardia civil, etcétera.

- Lo sucedido el día 1 fue la cara oscura. Supongo que habrá días, también, malos pero, ¿hay muchos momentos gratificantes?

- Muchísimos, pero eso no trasciende a la sociedad. A nivel personal, tenemos muy buenos momentos. Les damos mucho cariño y apoyo a los menores y ellos lo devuelven. Hay niños que ingresan con muchos problemas y que, luego, al cabo de los años, encuentran un trabajo, son padres y se ponen en contacto con nosotros para contárnoslo. Hay gente que tiene permiso de fin de semana y nos llama al módulo para ver qué hemos comido, para preguntar... Y tenemos muchas cartas de gente que se va y que nos quiere dejar su despedida por escrito; son letras que nos emocionan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios vertidos sobre cualquier entrada de este Blog, son propiedad de quien los envía. Cada cual debe de hacerse responsable de su contenido. Por favor comente con respeto y educación, gracias.