Este caso fue recogido en mi tercer libro “Historia del crimen en Almería en el Siglo XX” publicado en el año 2003. Un joven de la localidad de Oria, Lucas González Reche murió en su cortijo al ser vilmente asesinado por uno de sus hermanos, con la complicidad de su propia madre y de sus otros dos hermanos. La familia vivía en una pequeña vivienda en el cortijo Los Martínez situada a la entrada de la población.
El suceso- por todo su terrible oscurantismo- fue uno de los casos más destacados que nutrieron la página negra de Almería en los años cincuenta dadas las circunstancias del abominable crimen cuyo recuerdo aún persisten en la memoria de los vecinos más ancianos de la comarca.
El luctuoso suceso se inició el 16 de noviembre de 1953 y entre las versiones que se divulgaron entre la población como las claves del crimen, fue el irascible y violento carácter de la víctima que según se decía tenía sometida a toda la familia bajo su voluntad.
Todo se inició, cuando dos hermanos vecinos del barrio de El Margen, dedicados a la agricultura a media tarde cansados por la dura faena deciden refrescarse y beber agua de uno de los pozos existentes en el cortijo El Tomillo. Al arrojar uno de ellos el cubo para llenarlo de agua observó como de su interior sobresalían los pies y parte de un cuerpo humano. Aterrados ante el macabro descubrimiento huyen despavoridos del lugar y cuentan lo ocurrido a uno de sus hermanos quien unas horas más tarde ya de noche y en unión de otros vecinos acude al pozo. Tras comprobar la certeza de que se trataba de un cadáver informaron de inmediato del suceso al guardia de puertas del cuartelillo de la Guardia Civil.
El extraño caso, ante las dificultades que en un principio presentaba para su esclarecimiento fue investigado a fondo por el titular del juzgado de instrucción de Purchena en colaboración con la Guardia Civil.
Identificado el cadáver, la madre de la víctima Rosa Reche, no dudó al principio en acusar a dos muchachas del pueblo del atroz crimen, al tiempo que uno de los hermanos que descubrió el cuerpo de Lucas González, se negaba a declarar, mientras el otro, gracias a una serie de hábiles interrogatorios confesaba a contar los primeros datos con cuentagotas.
Gregorio González, el mayor de ellos, logro eludir la discreta vigilancia de la Guardia Civil huyendo a la sierra en donde varias horas más tarde fue hallado ahorcado de un olivo en el huerto de Los Cármenes,
La investigación se iba centrando dando sus frutos, determinándose que el ahorcado abrumado por las pruebas que empezaban a acusarle, fue el autor material del asesinato y su hermano cómplice. Pero había algo aún que no cuadraba. A la Guardia Civil le sorprendió la entereza y tranquilidad de la madre, que en apenas tres días había perdido a dos de sus hijos. Su frialdad levantaba sospechas, pero la mujer no se inmutaba.
Trasladada al cuartelillo para cumplimentar las diligencias y el atestado del suceso, de imprevisto acercándose al comandante de puesto encargado del caso secamente le dice que han sido ellos quienes lo han matado.
Ahora empieza una parte de esta historia de casi ciencia ficción. Esta mujer cuenta que el padre de la víctima siendo solteros se fue a Cuba a cumplir el servicio militar y ella en su ausencia se aferró a un pequeño crucifijo haciendo entonces la promesa de no separase durante un año de esta reliquia y vestirse completamente de luto. Pasó el año y el marido no volvió. Rosa, creyendo a su marido muerto, llena de furia comenzó a maldecir el crucifijo y se cuenta que invocó a Satanás prometiéndole su alma pidiéndole que su pareja regresara vivo.
Meses más tarde Juan González apareció en Oria. Por lo que se dijo, el diablo cumplió el pacto. Se casaron y tuvieron cinco hijos. El mismo día de la boda, cuando se dirigían a su cortijo montados en burra, el animal los derribó resultando herido. Las desgracias continuaron. El cuarto hijo murió en un tiroteo, la mujer pensaba que todo lo que le estaba ocurriendo era cosa del diablo.
Remontándonos a la génesis de la historia, ésta nos sitúa cuando Lucas González- el muchacho asesinado- el mayor de la familia, regresó al pueblo al parecer arruinado después de vivir casi veinte años en Argentina. Tenía un carácter fuerte e irascible y enseguida llegaron los problemas haciéndoles éste la vida imposible a la madre y hermanos. Un reparto de la herencia familiar encendió la mecha. Su madre y hermanos lo echaron de la casa y dormía en el pajar. Allí acabaron con su vida mientras dormía asfixiándole con unas mantas y posteriormente en estado semi agónico trasladar su cadáver al pozo. Fue el 11 de diciembre de 1953. Quemaron las ropas y sus pertenencias y comenzaron a divulgar entre los vecinos que el muchacho había regresado a Argentina.
Cuando se descubrió el cadáver y aclarado el caso madre e hijo ingresaron en prisión. La madre de la víctima Rosa Reche Martínez de 77 años y Juan González Reche hermano del fallecido, fueron juzgados y condenados por la Audiencia Provincial de Almería acusados de un delito de parricidio y asesinato. La mujer a la pena de dieciocho años de prisión como cómplice de un delito de parricidio y Juan González, a treinta años como autor de un delito de asesinato, con alevosía y el agravante de parentesco.
La sentencia del caso, sumario 64/53 fue hecha pública el 29 de marzo de 1955 en el periódico local Yugo.
JOSE ANGEL PEREZ. Historia publicada por José Ángel Pérez en su web.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios vertidos sobre cualquier entrada de este Blog, son propiedad de quien los envía. Cada cual debe de hacerse responsable de su contenido. Por favor comente con respeto y educación, gracias.