Hace años se informaba en
IDEAL de los 'dioses del tiempo', de los 'ladrones de lluvia' y de una
asociación, que recién se ponía en marcha con el fin de defender el medio y la
salud de todos en contra de aquellos 'quita lluvias'. En aquel entonces, pocos
eran los que sabían de esto, y muchos confiaban en que todo era una «leyenda
rural» que relataba el sonido de avionetas que conseguían de un momento a otro
que el cielo, cargado de nubes con amenaza prácticamente segura de lluvia, no
regalara ni una gota de agua. Sin embargo, ya en aquel entonces, había
documentación e información suficiente que corroboraba que era posible y además
se hacía, que se podía modificar el tiempo y había quién lo ofrecía y quien
pagaba para hacerlo. O lo que es lo mismo, se comercializaba con el curso de la
naturaleza para moldearla al antojo de unos pocos con ciertos fines, la mayoría
de ellos, lucrativos. Ahora, está más claro que eso es así, y quienes ya llevan
años en la brecha para informar y concienciar de estas prácticas, como la
Asociación en Defensa de la Salud y el Medio Ambiente y contra los Sistemas
Quitalluvias de Almería (Avial), no dejan de 'pelear' para que se conozca lo
que sucede, y también para exigir que las autoridades tomen medidas encaminadas
a erradicar esa conocida como 'siembra de nubes' que no es ni más ni menos que
'inyectar' productos químicos que cambien una tormenta por sequía, o, incluso,
que lleguen a causar, por ejemplo, una gran nevada. En definitiva, consiguen
trastocar y trastornar los fenómenos meteorológicos. Y para poner aún más negro
sobre blanco, este colectivo da a conocer ahora que «el agua de lluvia,
recogida en Albox, contiene yoduro de plata», explican, mostrando un análisis
llevado a cabo por un laboratorio que dice que sí, que el líquido elemento
recogido por Avial directamente de lluvia en esa localidad del Almanzora
contiene dicha sustancia. Eso significa «un paso de gigante» en el camino de
probar y concienciar sobre las prácticas de intentar modificar el curso de la
naturaleza, tal y como aseguran desde la asociación almeriense, que cuenta con
cada vez más 'compañeros' en provincias vecinas y en otros lugares de España.
Se están 'sembrando' las nubes con productos que consiguen cambiar hasta los
fenómenos climatológicos, y en consecuencia, lo que se está demostrando es que
la 'invasión' que el ser humano está haciendo en la naturaleza llega ya al
extremo de contaminar hasta un agua que debería ser la más saludable de todas,
pero es que además, por un lado, no se piensa si es ético que unos cuantos
'jueguen' con la atmósfera de todos, y por otro, no se piensa en las
consecuencias que eso pueda tener en el futuro. «Si quedaba algún incrédulo,
las pruebas no dejan lugar a la duda», decían a IDEAL, y eso, que se siga
obviando lo que sucede, «puede suponer preocupantes consecuencias». Ellos ya lo
llevan denunciando años, aunque para muchos podría sonar todavía a ciencia
ficción, sin embargo, una vez más, la realidad supera a la más imaginativa
fantasía. Algunos aseguran, en este caso, que la utilización de estas técnicas
no evita las precipitaciones sino solo las granizadas que causan destrozos. De
hecho, desde 1986 a 2005 se llevaron a cabo campañas de lucha antigranizo, no
con aviones, pero sí con los llamados calentadores que sembraban las nubes con
yoduro de plata y acetona, en Lleida y que redujeron el daño entre el 30% y el
40%, según algunos expertos, pero aquello se paró por los movimientos
ciudadanos que asociaron esto a la prolongada sequía en la zona. En el caso
inverso, también se sabe de esta modificación del tiempo para que llueva más o
incluso para que nieve, en otros lugares del mundo, como Pekín o Israel, donde
explican que se ha logrado aumentar la lluvia en algunos lugares hasta un 10% .
No obstante, tampoco puede haber evidencias claras de la efectividad de las
técnicas ni de sus efectos concretos, «Nadie puede decir de qué forma la
manipulación del tiempo cambiará el cielo», aseguró Xiao Gang, del Instituto de
Física Atmosférica de la Academia de Ciencias China, en un artículo de El País
publicado en ese año 2009. Para Avial, lo que está claro es que las
consecuencias de estas prácticas, son «gravísimas». Por un lado las derivadas
de la reducción de las precipitaciones en una zona ya de por sí semidesértica,
y por otro, los daños provocados por la elevada cantidad de productos tóxicos
que se vierten en la atmósfera, con la consiguiente repercusión en la salud
humana.
Pero, ¿quién y porqué?
Modificar el clima no está en
manos de cualquiera y tampoco cualquiera lo hace. Para Avial los autores
principales de este «terrorismo medioambiental» son algunas compañías de
seguros que así consiguen aumentar sus beneficios económicos al no tener que indemnizar
a sus asegurados por daños de lluvia o granizo. A menudo, afirman desde el
colectivo, contratan a compañías especializadas, como Weather Modification,
«que anuncia sin pudor en Internet un amplio abanico de posibilidades para
modificar el tiempo». Pero, además del conflicto por la gravedad del daño que
pueda producir la manipulación de las nubes, surge un problema ético, y es,
hasta qué punto el interés de unos pocos puede hacer que «llueva a gusto solo
de ellos», manejando una atmósfera común. Avial manifiesta que la solución
«radica principalmente en que las autoridades competentes se impliquen y lo
erradiquen, en vez de cerrar los ojos y los oídos como hasta ahora». Según este
grupo «no se trata de poner trabas al progreso, pero no se puede permitir que
unos pocos desaprensivos envenenen a millones de seres humanos y a la
naturaleza para enriquecerse un poco más. Se debería invertir en métodos no
destructivos si se quiere evitar el daño del granizo, por ejemplo, con mallas
antigranizo u otras soluciones, e investigar en esa línea para el bien de
todos». Fuente: IDEAL.es
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