Los resultados de los estudios nutricionales realizados durante los
últimos años sobre las almendras las han elevado a la categoría de superalimento.
Su consumo es beneficioso para prevenir numerosas enfermedades, sobre
todo cardiacas, pero también diminuye el riesgo de padecer cáncer y
artritis y ayuda a combatir el sobrepeso, debido a su poder saciente. Unos beneficios para la salud que las han convertido en el fruto seco más popular y vendido, hasta el punto de que su producción se ha elevado por diez durante el último medio siglo. Su
transformación en leche de almendra así como su uso en cosmética
(principalmente aceite de almendra) son otras de las razones por las que
este negocio ha crecido como la espuma. Sólo en España se produce una media anual de 40.000 toneladas de
almendra en grano, lo que sitúa a nuestro país como segundo productor
mundial, aunque el estado norteamericano de California copa el 82% de
toda la producción mundial, lo que se traduce en unos beneficios que
rozan los 4.000 millones de euros anuales. En Murcia o Alicante, por ejemplo, donde las sequías están afectando
seriamente a su producción, los agricultores que pueden regar
técnicamente no suelen hacerlo debido al elevado precio del agua: 60
euros la hora. Sólo en Alicante se estima que la falta de agua
ha provocado unas pérdidas de 45 millones, a los que habrá que sumar
otros 15 millones que se mueven por la exportación, según la
Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
En Murcia y Valencia la caída estimada fue del 59,6 y del 18,8% respectivamente, según la Mesa Nacional de Frutos Secos. El precio del turrón de Jijona y Alicante, para el que se utiliza una gran cantidad de almendras, será uno de los primeros en elevarse. Amenazas para la fauna acuática y las abejas. Unas pérdidas no sólo están provocando daños económicos, sino también medioambientales. Como denunciaban los periodistas de investigación Alex Park y Julia Lurie en un reportaje publicado en Mother Jones, para producir un kilo de almendras se requieren casi cuatro litros de agua. Unas necesidades que están amenazando el suministro de agua en ciertas zonas, debido a la sequía de los acuíferos subterráneos a los que se recurre para producir almendras. Asimismo, se está poniendo en peligro la vida de la fauna acuática, principalmente de los salmones debido a la bajada de los caudales de los ríos por su desvío a las plantaciones de almendros. A pesar de las preocupaciones ecológicas que plantea la cosecha masiva de almendros, como está ocurriendo en California, ni las autoridades ni los productores parecen estar dispuestos e renunciar a este suculento negocio: el precio de la almendra se ha duplicado en los últimos cinco años a la par que se multiplicaba la demanda. Sin embargo, las consecuencias no se limitan sólo a la sequía de ríos y pozos, sino al también al deterioro de las infraestructuras de transporte amenazadas por el bombeo excesivo de los acuíferos, como han documentado Park y Lurie. Otra de las sombras que genera la producción intensiva de almendros tiene que ver con la desaparición de abejas. Estos insectos son necesarios para polinizar la planta y se ha creado todo un mercado para comerciar enjambres. Según los cálculos del departamento norteamericano de agricultura, la industria californiana requiere 1,4 millones de enjambres para su mantenimiento. El consumo de almendras pues, tiene unos altos beneficios nutricionales, y su consumo es más que recomendable. Sin embargo, si la demanda continúa multiplicándose como en los últimos años, o bien se disparará su precio para mantener las cotas de producción, o bien se convertirán en otro caballo de troya del cambio climático. La producción de las inofensivas almendras puede ocasionar serias consecuencias ecológicas. De hecho, en California ya se están dejando notar. Reportaje publicado en ElConfidencial.com
En Murcia y Valencia la caída estimada fue del 59,6 y del 18,8% respectivamente, según la Mesa Nacional de Frutos Secos. El precio del turrón de Jijona y Alicante, para el que se utiliza una gran cantidad de almendras, será uno de los primeros en elevarse. Amenazas para la fauna acuática y las abejas. Unas pérdidas no sólo están provocando daños económicos, sino también medioambientales. Como denunciaban los periodistas de investigación Alex Park y Julia Lurie en un reportaje publicado en Mother Jones, para producir un kilo de almendras se requieren casi cuatro litros de agua. Unas necesidades que están amenazando el suministro de agua en ciertas zonas, debido a la sequía de los acuíferos subterráneos a los que se recurre para producir almendras. Asimismo, se está poniendo en peligro la vida de la fauna acuática, principalmente de los salmones debido a la bajada de los caudales de los ríos por su desvío a las plantaciones de almendros. A pesar de las preocupaciones ecológicas que plantea la cosecha masiva de almendros, como está ocurriendo en California, ni las autoridades ni los productores parecen estar dispuestos e renunciar a este suculento negocio: el precio de la almendra se ha duplicado en los últimos cinco años a la par que se multiplicaba la demanda. Sin embargo, las consecuencias no se limitan sólo a la sequía de ríos y pozos, sino al también al deterioro de las infraestructuras de transporte amenazadas por el bombeo excesivo de los acuíferos, como han documentado Park y Lurie. Otra de las sombras que genera la producción intensiva de almendros tiene que ver con la desaparición de abejas. Estos insectos son necesarios para polinizar la planta y se ha creado todo un mercado para comerciar enjambres. Según los cálculos del departamento norteamericano de agricultura, la industria californiana requiere 1,4 millones de enjambres para su mantenimiento. El consumo de almendras pues, tiene unos altos beneficios nutricionales, y su consumo es más que recomendable. Sin embargo, si la demanda continúa multiplicándose como en los últimos años, o bien se disparará su precio para mantener las cotas de producción, o bien se convertirán en otro caballo de troya del cambio climático. La producción de las inofensivas almendras puede ocasionar serias consecuencias ecológicas. De hecho, en California ya se están dejando notar. Reportaje publicado en ElConfidencial.com
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